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La Responsabilidad Profesional de Escribanos
Escribano Rubén O. Caivano
La institución del notariado tiene profundas raigambres
en nuestro país y desde antaño la intervención
del Escribano garantizaba seguridad, seriedad, profesionalidad e
imparcialidad para con las partes. Con el devenir del tiempo y las
necesidades de la sociedad, hemos absorbido todo tipo de tareas
que en principio nos estaban restringidas, ampliando aún
más nuestra responsabilidad. Esto produjo que el ejercicio
de la profesión se tornara mas complejo. En efecto, el solo
hecho de ser nuestra obligación técnicamente conocida
como "de resultados" (la obligación del escribano
es llegar al resultado final buscado, amén de estar obligado
a utilizar todos los medios legales a su alcance para lograrlo),
hace necesario que pongamos en acción toda la profesionalidad
y diligencia para llevar a cabo la tarea que se nos requiere.
Basta ejercer la profesión para darse cuenta de lo vulnerables
que podemos ser, cualquier precaución que se tome no alcanza
para evitar ser sorprendidos en nuestra buena fe:
Sustitución de Personas.
Poderes Apócrifos.
Títulos Falsos.
Falsificaciones de Firmas, de Documentos Públicos o Privados.
Son apenas una muestra de los peligros que enfrentamos a diario.
Agreguemos a esto el avance de las técnicas de todo tipo
que favorece el ya llamado "delito informático",
entendiéndose por esto el empleo de la informática
para fraguar con gran calidad cualquier documento. Además,
podemos vernos sorprendidos por reclamos que nos efectúan
respecto de trabajos por nosotros realizados hace tiempo atrás,
sobre los cuales, difícilmente nos acordemos. Porque todo
lo que hagamos queda registrado, ya sea como escritura pública,
en el Libro de Requerimientos o en cualquier documento donde esté
nuestra firma. Es que ejercer nuestra profesión implica un
conjunto de actividades no sólo relacionadas con la calificación
del acto y su instrumentación, sino también con nuestra
función de agentes de retención. Por lo expuesto,
es obvio que necesitamos una cobertura integral que nos proteja
de los errores que podemos cometer y nos brinde una tranquilidad
para ejercer más comodamente nuestra profesión.
Por último, no hay que confundir esto con el seguro de títulos:
no estamos alentando su instalación en nuestro sistema, que
de por sí, garantiza mediante el llamado "estudio de
títulos" la bondad de la cadena registral veinteañal
retroactiva y la cualificación de los diferentes actos que
respaldarán a aquél en que nosotros intervenimos.
Sin embargo, sí alentamos la necesidad de protegernos a nosotros
mismos y en virtud de esta protección, proteger a nuestros
clientes.
El notariado moderno podrá entonces seguir garantizando seguridad,
seriedad, profesionalidad e imparcialidad para con las partes, como
ha sido desde un principio pero mucho mejor será si a esas
condiciones se agrega el apoyo que significa la solvencia necesaria
para responder a cualquier contingencia que pudiere surgir.
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